En 2011 se publicó el informe Putin-Corrupción, compilado por líderes de la oposición rusa, incluido Boris Nemtsov, recientemente asesinado en Moscú. El informe describe la inmensa riqueza del Presidente Vladimir Putin y de sus amigos multimillonarios. Una traducción inglesa del informe, escrito en ruso, se puede encontrar aquí.
Aún así, es difícil imaginar la historia que publica Karen Dawisha en su libro “Putin’s Kleptocracy: Who Owns Russia?”, ed. Simon & Schuster, comentado por Anne Applebaum en The New York Review of Books: How He and His Cronies Stole Russia . No lei el libro, pero sí el comentario de Anne Applebaum, historiadora seria que merece toda mi confianza, y es ese comentario lo que resumo aquí:
La situación actual imperante en Rusia no es el resultado del fracaso de las reformas democráticas de los años 90, sino del propósito deliberado de construir un régimen autoritario, un nuevo autoritarismo, una voluntad que viene operando desde antes de fin de la Unión Soviética, encarnada en un círculo de personas basados en la antigua KGB. Traduzco literalmente: “[...] debemos seguir con atención la notable historia de un grupo impenitente, decidido, revanchista, de oficiales del KGB, horrorizado por la perspectiva de su propia pérdida de influencia. Coaligado con el crimen organizado ruso, comenzando al fin de los años 80, planearon con éxito un retorno al poder. Con la asistencia de la inescrupulosa banca off-shore internacional, robaron dinero perteneciente al estado ruso, lo resguardaron en el extranjero, lo reinvirtieron en Rusia, y luego, pieza por pieza, tomaron el control del estado. Una vez al mando, reintrodujeron los métodos soviéticos de control político -- los únicos que conocían -- actualizados a la era moderna.”
Escalofriante. El libro es, según parece, extensamente documentado con investigación propia y utilizando obras anteriores. Para los que leen inglés, el artículo citado del New York Review of Books es abierto.